OPINIÓN. La justicia climática imposible: cuando las bases democráticas se desintegran
- Marie Anière-Martínez
- 14 mar
- 3 Min. de lectura
El 14 de marzo del 2025, un mensaje de WhatsApp circuló en algunos grupos del pueblo. Anunciaba en mayúsculas: “GENTE DE PARQUES NACIONALES CONVOCÓ A LA COMUNIDAD A UNA REUNIÓN INFORMATIVA (...) CON EL PRESIDENTE DE PARQUES NACIONALES Y EL INTENDENTE”.
Este 14 de Marzo, tenía que estar publicando el registro de inscripción para un evento que estamos preparando para celebrar el día mundial de los glaciares. Me tenía que reunir con las guías con las cuales estaba trabajando esta propuesta, para intentar construir más justicia climática. Íbamos a hablar de como conectar a las comunidades de los sitios Patrimonio Mundial con glaciares. Pero en vez de estar programando la celebración del día mundial de los glaciares en El Chaltén, nos encontramos reaccionando. En mi cabeza, se aleja otro poquito más la justicia climática, y todos los valores que conlleva. Otra vez, estamos reaccionando, y otra vez siento que nos roban un día más, que se adueñan de nuestro tiempo.

Una y otra vez, pedimos que se cumplan los fundamentos básicos de la democracia. Para poder asegurarnos de que el sistema nos proteja mientras nos adentramos cada vez más en una zona de incertidumbre debido a los futuros impactos sociales, políticos y ambientales del cambio climático.
No me siento segura, y no es por la sexta extinción masiva de especies o el cambio climático. Es por mis representantes. Las autoridades están dando el mensaje de que, realmente, están afuera de todo. Que pueden actuar fuera de la ley: pueden empezar a desmontar sin haber publicado un estudio de impacto ambiental, pueden anunciar una reunión pública literalmente media hora antes de que se realice dicha reunión. Pueden desarmar todos los mecanismos que hacen que me sienta segura dentro de una democracia. El presidente de Parques puede aparecer en el pueblo, de un día para el otro, y empezar una reunión diciendo que el que toma las decisiones, acá, es él.
¿En qué momento llegamos a esto?
¿Cuál es el futuro de la Patagonia?
Lo único que siento, es que tenía ganas de crear. Pero me encontré, otra vez, exigiendo lo básico: que se respete la ley, que sepamos cuales son los objetivos de conservación para los próximos años, que exista un mecanismo consultivo uniendo el área protegida con representantes de la comunidad. Que sepamos, en los tiempos debidos, por que la administración a cargo de la conservación del sitio está desmontando árboles. Pero exigiendo lo básico, encuentro confort en las sonrisas y la ingeniosidad de los eslóganes durante la marcha auto-convocada:
« Larssen, careta, el bosque se respeta
Larssen, Oso, el bosque no es negocio
Es hora de plantarse
El bosque no se toca »
¿Cómo podemos proyectarnos, ser innovadores, crear, adaptarse al cambio climático, crear iniciativas que unen justicia social con justicia ambiental, cuando solamente estamos condenados a reaccionar, vigilar, protestar?
Hace años que la comunidad pide más democracia, porque somos muchos los que amamos este lugar, los que lo vivimos y sabemos que tan diferente es del resto del mundo, en sus dimensiones sociales y ecológicas. Somos muchos los que queremos mejoras. Y aunque signifique algo diferente para cada sector, necesitamos reflexionar acerca del proyecto territorial del lugar - y esto se hace creando plataformas que permiten saber cuáles son los valores, prioridades y necesidades de los pobladores.
¿Podrían armar la Comisión Asesora Local de una vez, o nos van a mantener al margen de las reflexiones y las tomas de decisiones trascendentales sobre el área protegida unos años más?
Por Marie Anière Martinez
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